Me lo encontré de pronto a mi lado cuando me tomaba una Coca-Cola Light (que no cualquier cosucha ¿eh?) antes del concierto en el muy ibérico bar de en frente. ¡Menudo susto vérmelo así inesperadamente junto a mi hombro! La verdad es que yo soy una absoluta anti-grupie, pero tengo mis debilidades, y no sé poqué, Coopy es una de ellas. Así que Emilio me acompañó a las catacumbas del local, y allí, en el pasillo más estrecho que he visto en mi vida, me lo presentó. Exactamente como lo había imaginado: tímido, tierno, pausado y de aspecto ingenuo.
He aquí la prueba de que a veces me saco fotos con los artistas... luego salgo como salgo, claro: con cara de verguenza absoluta por mi incursión grupie-infantiloide... ¿Se nota que me estoy arrepintiendo? :)